FLOTANTE

DAVID WIESNER

OCEANO TRAVESIA, enero de 2008

Una ola deposita un cacharro viejo en los pies de un niño que curiosea en la playa. Se trata de una cámara submarina. Emocionado, el niño lleva a revelar el rollo que encuentra dentro. Las fotos son asombrosas: un pescado de cuerda y complicados engranajes; un pez globo que semeja un globo de aire navegando sobre el mar; extraterrestres miniatura que tratan de domar caballitos salvajes de mar y otras extrañas imágenes más. La última fotografía muestra a una muchacha, sosteniendo la foto de un muchacho. Como las imágenes se hacen más pequeñas, el protagonista las mira a través de su lupa, y luego su microscopio. La cadena de niños sigue atrás a través del tiempo, y termina con una imagen de sepia de un muchacho saludando en la playa, sin fotos en la mano, la primera foto de todas. Después fotografiarse él mismo sosteniendo la foto, el chico lanza la cámara de regreso al océano, donde ésta viaja hacia su siguiente dueño. Una obra sin palabra que dará mucho que decir.

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Una ola deposita un cacharro viejo en los pies de un niño que curiosea en la playa. Se trata de una cámara submarina. Emocionado, el niño lleva a revelar el rollo que encuentra dentro. Las fotos son asombrosas: un pescado de cuerda y complicados engranajes; un pez globo que semeja un globo de aire navegando sobre el mar; extraterrestres miniatura que tratan de domar caballitos salvajes de mar y otras extrañas imágenes más. La última fotografía muestra a una muchacha, sosteniendo la foto de un muchacho. Como las imágenes se hacen más pequeñas, el protagonista las mira a través de su lupa, y luego su microscopio. La cadena de niños sigue atrás a través del tiempo, y termina con una imagen de sepia de un muchacho saludando en la playa, sin fotos en la mano, la primera foto de todas. Después fotografiarse él mismo sosteniendo la foto, el chico lanza la cámara de regreso al océano, donde ésta viaja hacia su siguiente dueño. Una obra sin palabra que dará mucho que decir.